Se queja la inefable Ángela Rodríguez, conocida como Pam, de que hay unos pocos gordos en el Congreso y que debería haber más (y gordas, que según ella no hay ninguna).
Y es para echarse a temblar. Porque es posible que esté en camino una ley con cuotas en las listas en función del peso. Que de esta gente ya no me extraña nada.
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