La operación terrorista de Hamás en suelo de Israel ha costado ya a los israelíes cuarenta muertos, cientos de heridos y un número indeterminado de secuestrados que habrían sido trasladados a Gaza. Era algo que podía pasar en cualquier momento. Y ha pasado.
Por eso es increíble que, tras la Guerra del Yom Kippur, Israel haya caído en la misma trampa. Un ataque por sorpresa, en una festividad judía, que coge a las fuerzas armadas israelíes completamente desprevenidas. Alguien en Israel va a tener que pagar por este enorme error que ha costado tan caro.



sábado, 7 de octubre de 2023
viernes, 6 de octubre de 2023
jueves, 5 de octubre de 2023
Feminismo islámico
Leo siempre que encuentro algo de ella a Najat El Hachmi (feminista, exmusulmana, de origen marroquí, afincada en Cataluña). Leí con auténtico interés su minilibro "Siempre han hablado por nosotras", del cual destaqué once afirmaciones.
Najat El Hachmi defiende un feminismo real, objetivo, en el que la mujer (las mujeres, todas las mujeres) es puesta en el centro de la defensa para que tenga los mismos derechos que el hombre y para que también tenga una auténtica libertad individual, para que pueda decidir lo que quiera para su vida.
Najat El Hachmi está a años luz de ese feminismo islámico (por llamarlo que alguna manera), defendido por muchas mujeres musulmanas europeas, que hablan de una libertad de la mujer... dentro del Islam. Como si eso fuera posible. Es el mismo feminismo islámico que defienden en Podemos (supongo que en Sumar también). Mientras defienden activamente (y justamente) a Jennifer Hermoso del ataque de Rubiales, callan sobre las brutalidades que sufren las mujeres todos los días en los países musulmanes. Callan también sobre los ataques a la libertad individual que sufren las mujeres musulmanas en los barrios musulmanes de, sin ir más lejos, España, donde se les presiona por familiares y vecinos a comportarse y vestir de una determinada manera.
Se nos pretende convencer de que hay dos feminismos, un feminismo general y un feminismo islámico, este último que empodera (les encanta ese verbo) a las mujeres cuando, por ejemplo, se ponen el velo, visten ropas holgadas o usan el burkini. Y, llamémoslo por su nombre, eso es falso. Totalmente falso. Ese velo, esas ropas holgadas y ese burkini no son una libre decisión de las mujeres musulmanas, sino una imposición de los hombres musulmanes sobre ellas. Una imposición del heteropatriarcado musulmán. Heteropatriarcado musulmán. ¿Han escuchado alguna vez la expresión en boca de alguna mujer de izquierdas (no digamos ya de extrema izquierda)? Por supuesto que no. Porque circunscriben ese heteropatriarcado a la cultura occidental (que detestan), cuando es en esa cultura occidental, con sus muchos defectos, donde las mujeres tienen el mayor nivel de libertad individual de todo el planeta. Mientras que es en los países musulmanes, en los cuales impera ese, repito, heteropatriarcado musulmán, donde las mujeres tienen el menor indice de todo el planeta de esa misma libertad individual (en algunos tienen poca, en otros menos y en muchos ninguna).
Que no nos vengan con milongas las izquierdistas y ultraizquierdistas de turno. El feminismo islámico no existe. En el Islam solo existe su animadversión por las mujeres, su misoginia estructural, porque que el islam sea feminista es una mentira como una catedral, ya que esa religión es un manual de sumisión de la mujer al poder masculino, aún más, el islam es, en su conjunto, un sistema de dominación machista, y por eso y por mucho más el feminismo islámico no es feminismo, es islamismo blanqueado con una capa seductora de feminismo. Por cierto, frases en negrita que no son mías, sino de Najat El Hachmi, que sabe de lo que habla.
Najat El Hachmi defiende un feminismo real, objetivo, en el que la mujer (las mujeres, todas las mujeres) es puesta en el centro de la defensa para que tenga los mismos derechos que el hombre y para que también tenga una auténtica libertad individual, para que pueda decidir lo que quiera para su vida.
Najat El Hachmi está a años luz de ese feminismo islámico (por llamarlo que alguna manera), defendido por muchas mujeres musulmanas europeas, que hablan de una libertad de la mujer... dentro del Islam. Como si eso fuera posible. Es el mismo feminismo islámico que defienden en Podemos (supongo que en Sumar también). Mientras defienden activamente (y justamente) a Jennifer Hermoso del ataque de Rubiales, callan sobre las brutalidades que sufren las mujeres todos los días en los países musulmanes. Callan también sobre los ataques a la libertad individual que sufren las mujeres musulmanas en los barrios musulmanes de, sin ir más lejos, España, donde se les presiona por familiares y vecinos a comportarse y vestir de una determinada manera.
Se nos pretende convencer de que hay dos feminismos, un feminismo general y un feminismo islámico, este último que empodera (les encanta ese verbo) a las mujeres cuando, por ejemplo, se ponen el velo, visten ropas holgadas o usan el burkini. Y, llamémoslo por su nombre, eso es falso. Totalmente falso. Ese velo, esas ropas holgadas y ese burkini no son una libre decisión de las mujeres musulmanas, sino una imposición de los hombres musulmanes sobre ellas. Una imposición del heteropatriarcado musulmán. Heteropatriarcado musulmán. ¿Han escuchado alguna vez la expresión en boca de alguna mujer de izquierdas (no digamos ya de extrema izquierda)? Por supuesto que no. Porque circunscriben ese heteropatriarcado a la cultura occidental (que detestan), cuando es en esa cultura occidental, con sus muchos defectos, donde las mujeres tienen el mayor nivel de libertad individual de todo el planeta. Mientras que es en los países musulmanes, en los cuales impera ese, repito, heteropatriarcado musulmán, donde las mujeres tienen el menor indice de todo el planeta de esa misma libertad individual (en algunos tienen poca, en otros menos y en muchos ninguna).
Que no nos vengan con milongas las izquierdistas y ultraizquierdistas de turno. El feminismo islámico no existe. En el Islam solo existe su animadversión por las mujeres, su misoginia estructural, porque que el islam sea feminista es una mentira como una catedral, ya que esa religión es un manual de sumisión de la mujer al poder masculino, aún más, el islam es, en su conjunto, un sistema de dominación machista, y por eso y por mucho más el feminismo islámico no es feminismo, es islamismo blanqueado con una capa seductora de feminismo. Por cierto, frases en negrita que no son mías, sino de Najat El Hachmi, que sabe de lo que habla.
miércoles, 4 de octubre de 2023
Cuando los votantes ponen la democracia por delante de la justicia
Recuerdo un cuentecillo que me contó no me acuerdo quién, de los fallos que tiene la democracia. Supongamos que en un pequeño pueblo de diez habitantes nueve son pobres y uno es rico. El rico les ofrece trabajo a los pobres, pero ellos caen en la cuenta de que si aceptan el ofrecimiento el rico se hará más rico, mientras que ellos lo único que conseguirán será dinero para subsistir. Por eso uno propone que el rico sea el que los mantenga a todos sin trabajar. La propuesta se lleva a votación y, ¿adivinan el resultado? Efectivamente. Gana por nueve a uno. Democráticamente los vecinos del pueblo deciden que el rico debe mantenelos a todos.
En España la gente vive bien. Sobre todo vive bien la gente que forma parte de la mitad que vive a costa de la otra mitad.
Y es que lo del cuento es básicamente lo que está pasando en España. Con la diferencia de que el proceso es el inverso. Los gobernantes izquierdistas de los últimos cinco años se han dedicado a regalar a mucha gente todo tipo de subvenciones, hasta el punto de que muchas personas se pueden permitir el lujo de vivir de las mismas sin trabajar o trabajando poco. Y la táctica les ha salido bien. La prueba es que ganaron las elecciones, porque esa gente votó por sus intereses personales.
La realidad, desde un análisis liberal (hecho por un trabajador de clase media por cuenta ajena, dicho sea de paso), es que esas personas pusieron la democracia ("participación de todos los miembros de un grupo o de una asociación en la toma de decisiones") por delante de la justicia ("principio moral que lleva a determinar que todos deben vivir honestamente"). Han decidido mayoritariamente (es decir, mediante democracia) que quieren vivir a costa de los demás (lo cual es injusto).
La democracia debe tener un límite, la justicia. La mayoría no puede votar algo que es injusto para la minoría. Pero no en España. Así son las cosas.
Por cierto, que el cuentecito terminó con el resultado de la votación del pueblo. Pero no es difícil ver que la consecuencia de esa decisión es que el rico vendió sus propiedades y se marchó del pueblo con su dinero, quedándose sus habitantes igual de pobres y sin la posibilidad de trabajar para el rico. Es lo que pasará (ya está pasando) en España, que los ricos que pueden se están marchando con su riqueza a otros países donde los impuestos son menos confiscatorios. Y esa huida de capital tiene consecuencias, tal vez no en el corto plazo, pero si en el largo, porque el dinero que se va no regresa. Y lo anterior hace más pobre a un país. Y a sus habitantes. Algún día pagaréis matar la gallina de los huevos de oro. Al tiempo.
En España la gente vive bien. Sobre todo vive bien la gente que forma parte de la mitad que vive a costa de la otra mitad.
Y es que lo del cuento es básicamente lo que está pasando en España. Con la diferencia de que el proceso es el inverso. Los gobernantes izquierdistas de los últimos cinco años se han dedicado a regalar a mucha gente todo tipo de subvenciones, hasta el punto de que muchas personas se pueden permitir el lujo de vivir de las mismas sin trabajar o trabajando poco. Y la táctica les ha salido bien. La prueba es que ganaron las elecciones, porque esa gente votó por sus intereses personales.
La realidad, desde un análisis liberal (hecho por un trabajador de clase media por cuenta ajena, dicho sea de paso), es que esas personas pusieron la democracia ("participación de todos los miembros de un grupo o de una asociación en la toma de decisiones") por delante de la justicia ("principio moral que lleva a determinar que todos deben vivir honestamente"). Han decidido mayoritariamente (es decir, mediante democracia) que quieren vivir a costa de los demás (lo cual es injusto).
La democracia debe tener un límite, la justicia. La mayoría no puede votar algo que es injusto para la minoría. Pero no en España. Así son las cosas.
Por cierto, que el cuentecito terminó con el resultado de la votación del pueblo. Pero no es difícil ver que la consecuencia de esa decisión es que el rico vendió sus propiedades y se marchó del pueblo con su dinero, quedándose sus habitantes igual de pobres y sin la posibilidad de trabajar para el rico. Es lo que pasará (ya está pasando) en España, que los ricos que pueden se están marchando con su riqueza a otros países donde los impuestos son menos confiscatorios. Y esa huida de capital tiene consecuencias, tal vez no en el corto plazo, pero si en el largo, porque el dinero que se va no regresa. Y lo anterior hace más pobre a un país. Y a sus habitantes. Algún día pagaréis matar la gallina de los huevos de oro. Al tiempo.
Cuando ya los buenos socialistas echan de menos a Feijóo y temen a Ayuso
Dicen los buenos socialistas (que al parecer haberlos, haylos, aunque no muchos) que Feijóo no va a durar mucho al frente del PP y que cuando se vaya le van a echar de menos, porque el gallego es un moderado con el que se puede razonar, mientras que quien llegará en su lugar será Ayuso, con quien habrá que enfrentarse a las bravas, porque la madrileña es una radical que no atiende a razones.
Cuando tu adversario político habla bien de ti y mal de tu oponente dentro de tu partido es que ha llegado la hora de que te vayas y dejes el sitio a alguien que de verdad esté dispuesto a dar la batalla de las ideas, tal vez porque tú eres un socialdemócrata de manual (del que queda algo en el PSOE) y ella tiene algunos tintes de liberalismo (al que odian con toda su alma en el PSOE). Cuanto antes se vaya Feijóo y llegue Ayuso, mejor para todos, para el PP y para España. Y más cuando el de las amistades peligrosas no ha sabido ni marcar un penalti.
Cuando tu adversario político habla bien de ti y mal de tu oponente dentro de tu partido es que ha llegado la hora de que te vayas y dejes el sitio a alguien que de verdad esté dispuesto a dar la batalla de las ideas, tal vez porque tú eres un socialdemócrata de manual (del que queda algo en el PSOE) y ella tiene algunos tintes de liberalismo (al que odian con toda su alma en el PSOE). Cuanto antes se vaya Feijóo y llegue Ayuso, mejor para todos, para el PP y para España. Y más cuando el de las amistades peligrosas no ha sabido ni marcar un penalti.
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