La exhibicionista foto al lado de estas líneas hiere la vista, y es un buen ejemplo de lo que Carlos López dice en su blog. Muchas veces, lo reconozco, me detengo mucho más en hablar de los síntomas (muchos, sin duda) que de la enfermedad, que es una sola: la decadencia.
Decadencia que se muestra en el presente caso en unos hombres (no solo los de los hechos, sino todos los del grupo) que van a buscar el placer por el placer, a través del sexo grupal, usando sin el menor sentimiento a una mujer como un mero objeto sexual. Y que, además, presumen de ello.
Era algo común para ellos, como lo muestran sus intercambios de mensajes y otro caso anterior. Decadencia que se muestra en que un participante en todo este sórdido asunto era un agente de la Guardia Civil. Decadencia que lleva al punto de que a la novia de uno de estos sujetos no parecen importarle nada sus andanzas, sino que sigue con él. Decadencia que se muestra en la actitud previa de la chica en cuestión, borracha, caminando con un grupo de desconocidos e incluso besándose con uno de ellos (no estoy diciendo que eso justifica lo que pasó, que no lo justifica; tan solo que es una muestra más de la decadencia).
Un caso más (solo uno, por desgracia) de la decadencia de la sociedad española.
Con nadie en la clase política que se atreva a levantar la voz para decir cual es el problema y la solución. Más bien todo lo contrario, liderados por la nadería de Zapatero 2, al que lo único que le diferencia de la nadería del primero es que aquel no tenía barba.
Hace alrededor de treinta años pensé que la cosa ya no podía ser peor. Pero evidentemente, por desgracia, me equivoqué. Me equivoqué mucho. Hoy estoy seguro de mañana será peor que hoy. Y me temo que, también por desgracia, ahora no me equivocaré.
¿Hay solución? Sí, la hay. La he dicho en multitud de ocasiones aquí. Aplicar principios y valores morales cristianos, basados en la Biblia en general y en el Nuevo Testamento en particular.
Puede ser que a nivel personal y familiar algunos lo puedan hacer. Pero a nivel mayoritario la sociedad española, ciega en su egocentrismo, mucho me temo que seguirá un camino que la llevará directamente al despeñadero.
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