Una organización mafiosa llamada Partido Popular y el fin de un ciclo

Pocos de los que me leen recordarán la última legislatura de Felipe González, entre 1993 y 1996. Los casos de corrupción asolaban el país. Hasta tal punto llegó la cosa que un PP casi franquista (recordemos que Manual Fraga, exministro de Franco, era el Presidente de Honor del partido) conquistó el Poder. Lo hizo con, entre otras, promesas de barrer la corrupción reinante e iniciar una nueva étapa de transparencia y honestidad.

Lo que no sabíamos los que apoyamos a Aznar (yo entre ellos) es que ese PP nació con una doble contabilidad, con una "caja b" en la entraba dinero de comisiones ilegales y salían pagos en sobres con dinero en métalico para los dirigentes del partido, se financiaban campañas electorales y los que controlaban esa "caja b" desviaban millones y millones para ellos mismos. Es lo que ha venido a poner negro sobre blanco la sentencia de la Audiencia Nacional, que asegura que el PP se benefició directamente de ese financiamiento ilegal. Incluso ha quedado en evidencia el propio Presidente del Gobierno, de quien se vierten dudas sobre su testimonio en la misma sentencia. Resumiendo, lo que sabemos es que el Partido Popular, desde el mismo momento de su refundación, es una organización mafiosa con un entramado ilegal instituido para conseguir dinero fuera de los cauces permitidos.

Volviendo a la etapa entre los años 1993 y 1996, por aquel entonces era evidente que un ciclo, el del PSOE de Felipe González, se acababa. Hoy es igual de evidente que otro ciclo, el del PP de Aznar y Rajoy, también se termina. La diferencia es que cuando se intuía la defenestración del felipismo sabíamos que quien lo sustituiría sería el aznarato, mientras que ahora no tenemos ni idea de lo que vendrá. ¿Será Ciudadanos a través de unas elecciones anticipadas? ¿O será, a través de una moción de censura ganada, un gobierno multipartito presidido por Pedro Sánchez (que acabe haciendo bueno a Rajoy)? Veremos.