Leo los métodos de la DGT para espiar y cazarte: drones, mini radares, camiones... y, de verdad, alucino. No entiendo como los contribuyentes españoles aceptan sin rechistar un abuso recaudatorio de ese calibre sin rechistar.
Si algo así sucediera en Estados Unidos la autoridad que pusiera esa barbaridad en práctica mordía el polvo de forma estrepitosa en las siguientes elecciones. Pero, lo dicho, en España no pasa nada. Debe ser que entienden que el gobierno les esquilma por su propio bien. Y ya se sabe que sarna con gusto no pica.
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