Mi opinión totalmente negativa sobre Trump es de sobra conocida por los sufridores de este pequeño rincón (uno, dos, tres y cuatro, por ejemplo). Dicho lo anterior, quiero puntualizar algunas cosas sobre los últimos negativos acontecimientos vividos en Estados Unidos.
Para empezar hay que mencionar el control de armas. Siempre la misma polémica entre demócratas y republicanos y las mismas (e ignorantes e interesadas desde España) críticas sobre el tema. Pensar que Trump va a limitar la compraventa de armas es, por poner un ejemplo que todos entenderán, como pensar que un presidente demócrata limitaría el aborto. El aborto va en el ADN del Partido Demócrata y la libertad para comprar, vender y tener armas va en el ADN del Partido Republicano. Dicho lo anterior hay que decir que esa libertad de comprar, vender y tener armas está amparada por la Segunda Enmienda. Ahora bien, ese derecho se puede limitar. De hecho está limitado en muchos estados; por ejemplo, aquí, en Texas, el derecho es ilimitado en cuanto a tener armas en la propiedad de uno (casa, terreno o vehículo), pero es limitado para portarlas en lugares públicos (se requiere un permiso especial). Se podría, por ejemplo, eliminar la tenencia de armas largas (el famoso AK-47 y el más popular por estos lares AR-15) y limitar dicha tenencia para los civiles a las pistolas; pero pedir que eso suceda durante el mandato de un presidente republicano (sea Trump u otro cualquiera) es simplemente ridículo. Más bien habría que preguntarse por qué no se llevó a cabo durante los ocho años de mandato de Obama, que se limitó a hablar sobre el tema, pero en la práctica no hizo absolutamente nada.
En segundo lugar, decir que Trump es un supremacista blanco es mucho decir. Probablemente no va más allá de aplicar eso de que para ganar el fin justifica los medios, así que busca el voto del bloque supremacista blanco con algunas concesiones dialécticas. Creo que fue la razón por la que decidió pasar con una broma un comentario en esa línea durante un mitin (algo que no debió hacer).
Si hablamos de racismo, no tengo elementos para decir si Trump lo es o no. Porque las razones que aducen para acusarle de tal cosa son afirmar que entre los inmigrantes ilegales que entran en Estados Unidos por la frontera sur hay muchos delincuentes, algo que es completamente cierto, por más que sea políticamente incorrecto decirlo. También está cuando dijo que no entendía la razón por la que Estados Unidos tenía que acoger personas procedentes de países con serios problemas internos, ya que no aportan casi nada positivo a esta sociedad, algo que también es totalmente acertado. Y luego tenemos al asunto del famoso muro, que es una decisión que antes que Estados Unidos ya han tomado muchos otros países para protegerse de la inmigración ilegal. Añadir que se usan contra Trump las famosas redadas contra inmigrantes ilegales, pero la realidad es que quien más echó mano de este recurso legal fue Obama; la diferencia es que los periódicos entonces callaban y ahora gritan. Lo que pasa es que Trump es un auténtico bocazas que no sabe defender esas ideas de forma correcta, sino con auténticos exabruptos, lo que, en manos de los periodistas, le hace perder la razón por la forma aunque la tenga en el fondo.
Sobre las masacres, evidentemente Trump no tuvo la culpa de ellas. En la segunda (la de Dayton) se coge el rábano por las hojas para achacar a Trump una negligencia en el control de armas, algo de lo que, como ya he dicho, con más razón habría que ponérselo en el debe de Obama. Y en la primera (la de El Paso) se pone el acento en que el asesino defendía las mismas ideas que Trump. Ello no es cierto, porque Trump jamás ha llamado a usar ningún tipo de violencia sobre los hispanos, sino que defiende lo que ya hemos mencionado. Decir, como se afirma, que Trump tiene un discurso de odio contra los hispanos que lleva a usar la violencia contra ellos a algunos tipos es falso. Se debe asumir que la responsabilidad de los asesinatos es únicamente del asesino.
Lo que está sucediendo es que los demócratas están intentando aprovecha ambas masacres (particularmente la de El Paso) en beneficio propio, para movilizar a su favor el voto hispano y el voto centrista. Algo en mi opinión miserable. En ese sentido me ha parecido totalmente lamentable la posición de Beto O'Rourke, el político demócrata que nació y vive en El Paso y que estuvo a punto de dar la sorpresa y arrebatar el asiento al Senado de Ted Cruz. Yo pensaba que daba más de sí (incluso me caía bien). Quien está haciendo un discurso claramente de odio (contra Trump) es él, supongo que con la idea de mejorar sus cortas expectativas en las primarias demócratas para la elección presidencial (en las que ahora solo tiene un 1% de apoyo, en sexto lugar, totalmente alejado de Biden, que comanda la lista con un 33%). Vamos, muy en la línea de Trump del todo vale. Hasta usar a los muertos en beneficio propio.
Creo que hay que poner un poco de cordura en este tema. No todo vale cuando lo usa Trump a su favor y contra los demócratas. Pero tampoco todo vale cuando lo usan los demócratas contra Trump.
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