Ali bumayé o el arte de la santa paciencia...https://t.co/N4LmSenVrz
— Pablo Iglesias (@Pablo_Iglesias_) September 1, 2019
Hasta que leí el artículo de Marcello en República, del cual me hizo eco por aquí.
Y me vienen a la mente un par de frases que leí hace días de gente que conoce bien a Pablo Iglesias.
-No sabes de lo que es capaz. No te imaginas hasta donde está dispuesto a tensar la cuerda.
-Pablo está loco, pero muy muy loco. Y hará lo que cree que debe hacer sin atender a más razones que las que le dicte su orgullo.
Pedro Sánchez está cometiendo el error de creerse invulnerable. Y, como parte de esa invulnerabilidad, ha ninguneado y humillado hasta el extremo a Pablo Iglesias. Un Pablo Iglesias del que en última instancia depende para ser presidente. Porque no debemos olvidar que la repetición electoral es un arma de un solo disparo. Por cuestiones evidentes no se pueden repetir otra vez. Tras las muy probables elecciones del 10 de noviembre o Pedro Sánchez consigue ganar la investidura o se tiene que retirar.
Y ahí todo apunta a que, repito, dependerá nuevamente de Pablo Iglesias. Porque me parece imposible que Pablo Casado, después de la traición de Sánchez a Rajoy, le vaya a fraquear la puerta de La Moncloa al líder socialista. Y parece improbable que Albert Rivera vaya a cambair su postura actual. Si ello es así solo le quedará el apoyo de Pablo Iglesias.
Y será ahí donde, después de largos meses de ninguneos y humillaciones, aparecerá el peor Pablo Iglesias, es de 'Pablo, mátalo'. Un Pablo Iglesias que perfectamente podría dar a Pedro Sánchez el ultimátum de apoyar su investidura a cambio de entrar en el gobierno como vicepresidente o simplemente no apoyar su investidura. Algo que sería solamente el principio de los horrores de Sánchez.
Y es que el 'Pablo, mátalo [a Sánchez]' puede ser el arte de la venganza del loco Iglesias. Loco pero paciente. Muy paciente. Hasta que llegue su momento.
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