jueves, 21 de noviembre de 2019

¿Os acordáis cuando por culpa de la desaparición de la capa de ozono ibamos a morir todos?

Allá por los años ochenta lo que defendía el movimiento ecologista era la capa de ozono. Resulta que la capa de ozono estaba siendo destruida por la contaminación humana y a ese paso ibamos a morir todos por la desprotección del planeta de la radiación solar ultravioleta.

¿Y qué quedo de aquello? Leamos en la Wikipedia:

Las últimas mediciones realizadas con satélites indican que el agujero en la capa de ozono se está reduciendo, a la vez que los niveles de clorofluorocarbonos (CFC) han disminuido.​ Esos compuestos químicos dañan la capa de ozono de la atmósfera que protege nuestro planeta. Durante más de cincuenta años, el número de CFC presentes en la parte alta de la atmósfera ha aumentado a un ritmo constante hasta el año 2000.​ Desde entonces, la concentración de CFC se ha reducido a razón de casi un 1 % anual.​ El descenso permite esperar que el agujero de la capa de ozono pueda cerrarse a mediados de siglo.

Pues bien, si escuchamos a estos chicos (y chicas) ecologistas nos encontraremos con que el ser humano, a nivel de preservación del planeta, no es que sea igual que entonces, es que ha empeorado y ahora es mucho más canalla que cuarenta años atrás. ¿Y entónces por qué la capa de ozono está mejorando y no empeorando? Me pregunto.

Pero estos chicos (y chicas) ecologistas, inasequibles al desaliento, y visto que la realidad de la capa de ozono va directamente en contra de su ideología, se han olvidado de la misma y se han sacado de la manga que, aunque no será por la destrucción de la capa de ozono, igualmente vamos a morir todos, ahora por el aumento de las emisiones de dióxido de carbodo por parte del ser humano. De lo que hablaremos mañana.

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