Todos tenemos un pequeño tirano dentro. Y si no me creen ahí está el experimento de la cárcel de Stanford. Bueno, todos no. Hay algunos, como Pedro Sánchez, que el tirano que tienen por dentro es muy grande. Y otros, como Pablo Iglesias, que no es que sea muy grande, sino que es enorme.
Pero para el común de los mortales nuestro tirano interior es pequeño. Algunos hemos optado por encadenarlo y amordazarlo. Otros en cambio le dan rienda suelta a la menor oportunidad. Y, dependiendo de las circunstancias en que puedan liberarle, en unos es más peligroso que en otros. Si tomamos como ejemplo el vídeo que puse por aquí, el tirano gritón de la vecina vocinglera es bastante menos peligroso que el tirano abofetador del policía represor.
Por esa cuestión del tirano interior es por lo que uanto más poder se le da a una persona más control legal hay que tener sobre ella. Y el problema es que en España se está viviendo un estado de alarma en el que las Fuerzas del Orden Público tienen hoy por hoy unos controles mínimos. Con lo que esas FOPs se han puesto, muchas veces (me temo que la inmensa mayoría) de forma vehemente, al servicio de un Gobierno socialcomunista represor. Con lo que se han convertido, de hecho, en unas Fuerzas de la Represión. Y, repito, todo apunta a que en general están entusiasmados con su nueva posición.
Alguien puede pensar que estoy exagerando en mis valoraciones, y que los casos que aparecen en Twitter son más las excepciones que las reglas. Puede ser. Pero los números nos dicen que, ojo al dato, las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado (y otras policías autonómicas y locales) han propuesto e impuesto en lo que llevamos de confinamiento tantas multas (más 800.000) como las que se tramitaron durante los cuatro años anteriores de vigencia de esa ley [la llamada 'ley mordaza'].
España se ha convertido a día de hoy en un estado policial, en el que los ciudadanos (algunos habrá entre tanto súbdito) son vigilados y castigados (en algunos casos de forma física) por las Fuerzas de la Represión, al entusiasta servicio de un Gobierno socialcomunista, cuyos principales miembros (Presidente, Vicepresidente, Ministro del Interior, por ejemplo) están dejando ver sus ansias totalitarias, para llevar a la prácticas las cuales son necesarias la Guardia Civil, la Policía Nacional, las polícias autonómicas y las policías municipales, muchos de cuyos miembros (¿la mayoría?, ¿la práctica totalidad?, solo pregunto) se están prestando con auténtica pasión a esa despreciable y liberticida labor.
No puedo sino repetir la conclusión del texto al que hice referencia. Pobre España, pobre libertad.
Los eligen con esas tendencias. No es casualidad.
ResponderEliminarYo siempre he dicho que nadie es mejor ni peor por llevar un determinado uniforme. Pero, eso sí, una vez que lo llevan hay que controlarlos.
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