Dice el dicho que cuando uno se enamora se vuelve idiota. Y en parte es verdad. La razón es que sobre nosotros exageramos las cosas positivas e intentamos ocultar las negativas, a la vez que de la otra persona tendemos a ver solamente las cosas positivas e ignorar las negativas. Nos volvemos actores de nuestra vida y extremadamente subjetivos hacia un exagerado optimismo sobre el otro.
Y, entrando en el meollo de la cuestión, lo anterior se multiplica por mucho cuando la relación se comienza y se desarrolla por internet, porque es mucho más fácil fingir virtudes propias e ignorar defectos ajenos. Es lo que le pasó a la canadienses Ashley Wadsworth (en la foto), que abandonó todo para trasladarse a Gran Bretaña y unir su vida a Jack Sepple, el cual pocos meses después la asesinó.
Evidentemente no todos los casos son así. Hay otros cuya unión es feliz o se acaba rompiendo sin tragedia de por medio. Pero lo que está claro es que hay que pensárselo mucho (pero mucho, mucho, mucho) antes de romper con todo para unirse a una persona a la que uno conoce poco o nada.
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