Ninguna guerra es cosa
de broma, tampoco la invasión de Ucrania por parte de Rusia. Solamente esa es la razón por la que uno no se puede reír cuando leemeos que el presidente de Rusia, Vladímir Putin, ha pedido este viernes al presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, que ponga fin de inmediato a la guerra.
Fue Putin el que comenzó esta invasión, de la que lo único que ha hecho Ucrania ha sido defenderse. Y ahora pide el fin de las hostilidades. Sí, está en las manos de Ucrania reconocer como ruso el terreno conquistado por el ejército de ese país y poner así fin a la contienda. ¿Pero qué garantías tiene de que, una vez hecho eso, Rusia no aprovechará el tiempo para reorganizarse y volver a las andadas, intentando, por ejemplo, conectar por tierra en el sur a Rusia con Trasnitria, cegando a Ucrania su salida al mar, dos de sus grandes metas?
Es irónico, por no decir sarcástico, que un líder que quería tomar por entero un país y colocar un Gobierno títere le proponga ahora a ese país que ponga fin a la guerra. Pero eso podemos esperar de Putin. Y, por desgracia, mucho más.
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