Cuando Rajoy estaba en
la oposición, antes de ganarle por mayoría absoluta aquellas
famosas elecciones de 2011 en las que Zapatero tiró la toalla y no se presentó, tenía principios. No muchos, sin duda, pero algunos tenía. Solo por poner un ejemplo, se comprometió claramente a derogar la ley del aborto de Zapatero. Y estoy convencido de que cuando lo hizo tenía la intención de cumplirlo. Otra cuestión es que cuando llegó al Gobierno perdió los principios y ya solo le importaban las encuestas. Como consecuencia de ello, también por ejemplo, Rajoy incumplió lo prometido y no derogó la mentada ley del aborto.
El caso de Feijóo es diferente, porque ya desde la oposición está demostrando una total falta de principios. En el caso del aborto, por ejemplo, decidió aceptarlo por completo. También cabe recordar que liberticidamente intentó obligar a los gallegos a vacunarse. Y, otro ejemplo, actualmente defiende la retirada de forma inmediata... de las carreteras vehículos de más de 10, 12, 13, 14, 15 años.
Vamos, que el gallego es, en todos los sentidos, un socialdemócrata de manual, que en lo único que se diferencia de Sánchez, que ha dejado de ser un socialdemócrata para convertirse en un populista radical, es en que no está dispuesto a vender España a pedazos a los secesionistas catalanes y a los filoterroristas vascos. Es también Feijóo un nacionalista gallego que, llegado el caso, no dudaría en entenderse a la perfección con los nacionalistas vascos del PNV.
Nadie puede llamarse a engaño. Si Sánchez ha hecho bueno a Zapatero, Feijóo, en caso de llegar a La Moncloa (está por verse), hará bueno a Rajoy.
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