Finalmente Obama ha dado marcha atrás completamente en la cuestión de Siria. Donde dijo digo ahora dice Diego. Para este viaje evidentemente no hacían falta alforjas. El hombre más poderoso del planeta perdió una ocasion de oro para permanecer callado. Pero, ya que habló, habremos de apelar al dicho de que rectificar es de sabios y permanecer en el error es de necios.
No es que el régimen de Bashar al-Asad sea bueno; son unos asesinos, punto. Pero es que los otros tampoco son unos inocentes; son otros asesinos, punto.
En estas circunstancias que Estados Unidos se metiera en dicho problema no era más que una necedad. Puede intentar hacer lo que pueda desde fuera (que es lo que parece que va a hacer). Pero nada más. Meterse en guerras entre malos y malos nunca es una buena opción. Y, para ejemplo, ver lo que pasó con el apoyo de Estados Unidos a los rebeldes en Afganistán en los tiempos de la ocupación soviética. Parece que Obama recuperó la memoria de golpe.
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