lunes, 17 de septiembre de 2018

"El historial del Papa Francisco"

Enlacé hace un par de días el artículo completo, pero hoy quiero copiar esta sección, que, sumada a lo que mencioné ayer, nos biene a aclarar bastante (o no) la personalidad de Jorge Mario Bergoglio.

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Como han observado Sandro Magister, el padre Dwight Longenecker y otros, la rehabilitación dal cardenal Cardinal McCarrick no sería de hecho una sorpresa visto el historial del Papa Francisco. Por ejemplo, es notorio que el cardenal Godfried Danneels intentó proteger a un obispo pedófilo de quedar al descubierto. Como observa Pentin, Danneels también «aconsejó al rey de Bélgica que firmara la ley del aborto en 1990… y se negó a prohibir el material pornográfico, “educativo”, que estaba siendo utilizado en las escuelas católicas belgas. También dijo en una ocasión que el “matrimonio” entre personas del mismo sexo era un “desarrollo positivo” y felicitó al gobierno belga por aprobar la ley sobre el “matrimonio” homosexual, aunque él intentó distinguir esta unión de lo que la Iglesia considera matrimonio».

Final de la cita. Sin embargo, el Papa Francisco invitó a Danneels a salir al balcón con él cuando se anunció que había sido elegido papa, y le designó a un puesto clave en el Sínodo para la Familia de 2015.

En 2013, el antiguo arzobispo de Los Angeles, el cardenal Roger Mahony, fue disciplinado por su sucesor por haber manejado mal los casos de abuso sexual por parte del clero en la archidiócesis. Sin embargo, a principios de este año, el Papa Francisco ha nombrado a Mahony enviado especial, a pesar de que este se había retirado a raíz de las protestas de los laicos.

Tenemos también el caso del padre Mauro Inzoli. Como Michael Brendan Dougherty informó el año pasado en The Week: «Inzoli… había sido acusado de abusar de niños. Supuestamente, abusaba de menores en el confesionario. Incluso llegó a enseñar a los niños que el contacto sexual con él estaba legitimado por la Escritura y su fe. Cuando su caso llegó a la Congregación para la Doctrina de la Fe, fue declarado culpable. Y en 2012, bajo el pontificado del Papa Benedicto, Inzoli fue apartado del sacerdocio. Pero hemos sabido que [Inzoli] tenía “amigos cardenales”. El cardenal Coccopalmerio y mons. Pio Vito Pinto, ahora decano de la Rota Romana, intervinieron en favor de Inzoli, y el Papa Francisco le readmitió al estado sacerdotal en 2014, invitándole a “una vida de humildad y oración”. Estas restricciones no parecen haber preocupado mucho a Inzoli. De hecho, en enero de 2015 participó en una conferencia sobre la familia en Lombardia.

Este verano, las autoridades civiles han concluido el juicio de Inzoli, condenándole por ocho de los cargos. Otros quince habían prescrito. La prensa italiana ha machacado al Vaticano, en concreto a la Congregación para la Doctrina de la Fe, por no haber compartido la información que tenía del juicio canónico con las autoridades civiles. El propio Papa podría haber permitido que la Congregación para la Doctrina de la Fe compartiera esta información con las autoridades civiles si él lo hubiera deseado». Final de la cita. Otro caso: mons. Battista Ricca. The Telegraph informa que «tenía una sucesión de relaciones homosexuales que obligaron a su retirada de un destino fuera del país». Pero, como ha comentado el padre Longenecker, incluso después de que se descubriera esta historia, Ricca «sigue trabajando en el Vaticano y dirige la Casa Santa Marta, donde vive el Papa y (por lo que he podido verificar), sigue trabajando en el banco del Vaticano».

Especialmente controvertida ha sido la gestión, por parte del Papa Francisco, del caso del obispo chileno Juan Barros, acusado de encubrir los abusos sexuales perpetrados por el padre Fernando Karadima. Vale la pena citar el relato que hace del caso el padre Raymond de Souza: «Barros… fue promovido del obispado castrense a la diócesis de Osorno en 2015. Las protestas ante este nombramiento fueron muchas, y la misa de toma de posesión tuvo que acortarse debido a las violentas protestas en la catedral. Muchos de los sacerdotes boicotearon su llegada y el resto de los miembros del episcopado chileno tomó distancias.

Sin embargo, el Papa Francisco estaba determinado a plantar cara y defender la inocencia del obispo Barros. En 2015, en la plaza de San Pedro, acusó a los críticos del obispo de estar manipulados políticamente por “izquierdistas”. Ese episodio -la arenga del Papa está grabada en vídeo-, se muestra constantemente en Chile como ejemplo de la protección del Santo Padre del obispo Barros y de su desprecio por las víctimas…

El nuncio papal había arreglado todo para que mons. Barros renunciara; en cambio, el Papa confirmó su nombramiento, insistiendo a pesar de la vehemente protesta de los obispos chilenos…

En la rueda de prensa más desastrosa de su pontificado, el Papa Francisco dijo a los periodistas en Chile que quienes afirmaban que el obispo Barros era culpable de encubrimiento, eran culpable de “calumnia”.

Después de esto, no sólo el Papa ya no tenía aliados en el episcopado chileno, sino que el cardenal Sean O’Malley de Boston, miembro del Consejo de cardenales del papa y cabeza de la Pontificia Comisión para la Protección de Menores, tomó la decisión asombrosa de reprender públicamente al Santo Padre, diciendo que sus palabras causaban “gran dolor” a las víctimas de abusos sexuales. La reprimenda del cardenal O’Malley no tenía precedentes, y sorprendió sobre todo porque está considerado un aliado cercano del Papa.

Escarmentado, y consciente de que en una discusión pública con el cardenal O’Malley su credibilidad quedaría hecha trizas, el Papa Francisco aceptó la reprimenda durante la rueda de prensa en el avión que le llevaba de vuelta a Roma, y dijo que la declaración del cardenal era justa».

Final de la cita. Lo único que podemos hacer es especular por qué el Papa ha tenido una actitud tan indulgente hacia los sacerdotes y prelados en cuestión. Una posibilidad es que adopta esta política para seguir insistiendo en la misericordia por encima de la ley y la justicia. Otra, es que considera a los eclesiásticos en cuestión aliados teológicamente bien dispuestos y, por esta razón, no tiene en cuenta sus acciones. Cualquiera que sea la razón, la rehabilitación de McCarrick, incluyendo la anulación de cualquier pena que le hubiera impuesto privadamente el Papa Benedicto, no sería motivo de sorpresa visto este historial.

La respuesta que el Papa Francisco ha dado a otras críticas en los últimos años también es relevante para la controversia actual. Se ha negado reiteradamente a responder a los llamamientos respetuosos de eminentes hombres de iglesia y teólogos que le pedían que aclarara sus declaraciones doctrinales, a menudo ambiguas, a pesar de que dichas aclaraciones podrían suponer apaciguar inmediatamente las críticas. Por ejemplo, en respuesta a la controversia suscitada por las implicaciones de Amoris Laetitia, el Papa podría haber dicho fácilmente: “Desde luego, siempre es malo que una pareja en un matrimonio no válido tenga relaciones sexuales. De ninguna manera Amoris Laetitia quiere negar esto”. Sin embargo, no lo ha hecho.

En resumen, el Papa Francisco no es famoso por “hablar claro” o por tener un discurso directo.

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