El sistema partidocrático español está en crisis, como se vio en las dos últimas elecciones generales. La misma España está en crisis, como se está viendo con el desafío independentista catalán. Por no hablar de asuntos que ve todo el mundo, como la corrupción a espuertas, el gran tamaño del Estado o los impuestos desmedidos. Con este panorama hay una gran demanda de respuesta liberal en los votantes, que quieren más separación de poderes, más control de los miembros de los poderes ejecutivos (ayuntamientos, comunidades autónomas, gobierno central) y menos impuestos.
Pero en este mercado democrático (por llamarlo así) en el que hay demanda de liberalismo lo que no hay, curiosamente, es oferta del mismo. Porque lo que no se ve es una repuesta liberal por ninguna parte. O, mejor dicho, una respuesta liberal que llegue a los votantes, que es al fin y al cabo lo que importa. Porque respuestas liberales las tenemos como setas. Hablando del desafío independentista catalán, por ejemplo, las tenemos pro-independentismo,
anti-independentismo y en el medio una amplia gama de grises de todas las tonalidades. Y en otros temas, pues igual, cada cual con su verdad liberal, única y exclusiva. Y claro, así no hay manera de que alguien se tome en serio el liberalismo español. Si es que llega a leer las propuestas, que está por verse, ya que normalmente aparecen en medios que son leídos únicamente por liberales.
La actual es sin duda la oportunidad de oro para el liberalismo español. No ha habido otra antes y, una vez que se cierre la ocasión, no la volverá a haber probablemente en décadas. Hay demanda de liberalismo en la sociedad española, y también hay mimbres liberales suficientes para ofrecer esa oferta liberal en condiciones. Para ello es necesario que, a la mayor brevedad posible, se articule una unión de partidos y movimientos liberales, probablemente en forma de coalición, cuyos integrantes se pongan de acuerdo en alrededor de una decena de puntos básicos, para poder darse a conocer y presentarse a las próximas elecciones con ciertas garantias de obtener al menos un diputado, y a partir de ahí empezar a trabajar.
Repito, es la hora del liberalismo en España. Y, repito también, cuando esta hora pase no creo que vaya a aparecer otra en mucho tiempo.
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