Dice el Papa que está a favor de "dos Estados dentro de unas fronteras acordadas entre ellos y reconocidas a nivel internacional" y de "paz para la ciudad [de Jerusalén] y para toda la Tierra Santa". Yo también. Como lo ofreció en su día Ehud Barak en la Cumbre de Camp David del 2000 auspiciada por Bill Clinton, el cual estuvo de acuerdo con la oferta. Pero aquel "gran hombre de estado" llamado Yasser Arafat la rechazó.
La oferta resumidamente consistía en anexar a Jerusalén diversos barrios árabes y, sumados a algunos más que ya forman parte de Jerusalén Este, ponerlos bajo soberanía de la Autoridad Nacional Palestina, que podría nombrar a esa parte de Jerusalén bajo su sobería como su capital. Cierto era que no estaba todo el territorio que Arafat pedía, pero de eso se trata una negociación, de ceder. Barak cedió hasta donde pudo, y posiblemente un poco más (cesiones que sin duda le iban a acarrear serios problemas con determinados sectores israelíes); pero Arafat no se movió ni un milímetro de sus posiciones. Recuerdo haber leído por aquellos tiempos que Clinton salió de una de las reuniones visiblemente molesto diciendo sobre Arafat algo así como "este hombre lo único que sabe es decir que no a todo" (he buscado el enlace en internet pero no lo he conseguido encontrar).
Fue esa cerrazón del palestino lo que produjo que, a la larga, las cosas estén como están hoy; de haber cedido probablemente hoy existiría un Estado llamado Palestina. Pero salió a relucir su oculta actitud de terrorista intransigente que anuló su hipócrita fama de hombre de estado.
Volviendo a las palabras del Papa de "dos Estados dentro de unas fronteras acordadas entre ellos y reconocidas a nivel internacional", hasta Trump ha dicho que quiere eso. Yo personalmente creo que sería preferible que Gaza pasara a estar bajo soberanía de Egipto y Cisjordanía bajo soberanía de Jordania; pienso que sería preferible por razones prácticas, de seguridad e incluso de bienestar de los propios habitantes de dichos territorios palestinos. Pero entiendo que, hoy por hoy, esa solución es prácticamente imposible (por razonez mucho más políticas que prácticas, evidentemente). Así que lo de un Estado llamado Palestina no me parece mal.
Ahora bien, hay que ver que es lo que quiere decir el Papa. Porque si sus palabras son un acuerdo con Clinton, Barak, Trump, etc., bien. Pero no lo creo. Más bien sus palabras, deliberadamente ambiguas, son un acuerdo con Arafat y su sucesor Abbas, que defienden volver a las fronteras de 1967 (pero, claro, utlizando apropiadamente la ley del embudo para no dar la soberanía a Jordania, sino al nuevo Estado de Palestina). Y mientras Israel no ceda a todas y cada una de las pretensiones de los palestinos, que no pueda hacer nada con los territorios bajo su control. Algo que evidentemente Israel no va a hacer.
No, Jorge Mario Bergoglio, de lo que se trata no es de "dos Estados dentro de unas fronteras acordadas entre ellos y reconocidas a nivel internacional", sin más, sino de que los líderes palestinos estén dispuestos a hacer concesiones para llegar a ello, como lo estuvieron (y estoy seguro de que, si las circunstancias se dieran, lo seguirían estando) los líderes isralíes.
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