sábado, 27 de octubre de 2018

¡Cállate!

Uno lee lo que Echenique dijo (no tengo ganas de oírle) y no sabe si reír o llorar. Reír por la sarta de sandeces que este sujeto dice; sin saber, por supuesto, argumentar mínimante ninguna; porque no se puede, claro, ya que los hechos, que es sobre los que se informa, son tozudos. Llorar porque detrás de sus miserables palabras se puede ver claramente lo que harían si pudieran; callar a toda la
prensa contraria a ellos; como fuera.

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