Bien Casado contra Sánchez. Hubiera podido estar mejor, si le hubiera argumentado al presidente que está apoyado por extremistas liberticidas, separatistas, secesionistas y terroristas que, todos ellos, lo único que buscan es acabar con la libertad y la unidad en España a base de un golpe de estado a cámara lenta. Pero que le dijera que es "partícipe y responsable del golpe de Estado" es lo menos que podía hacer.
Se queja Pedro Sánchez de que Pablo Casado "ha perdido el respeto institucional". Olvida Sánchez que en España el único líder de la oposición que ha tenido "respeto institucional" fue Manuel Fraga, quien estaba encantado de ser líder del partido mayoritario en la oposición tras ser ministro franquista, y sobre quien Felipe González se deshacía en elogios continuamente. Claro, sabía González que mientras Fraga estuviera ahí él tenía asegurado seguir como presidente. ¿Cómo salió Suárez de la presidencia y se la dejó, ya muerta, a Calvo-Sotelo? Por una operación de acoso y derribo de Felipe González. ¿Y González? Por otra operación de acoso y derribo de José María Aznar. ¿Alguien recuerda como llego a la presidencia Zapatero? Aprovechándose del 11-M y acosando, literalmente, las sedes del PP en la jornada de reflexión. Tal vez el único que no hizo tal acoso y derribo fue Rajoy, a quien Zapatero le regaló la presidencia por su ineptitud. ¿Y cómo ha sacado Sánchez a Rajoy? Derribándole, a traición, con una moción de censura, apoyado con pactos secretos (que se van sabiendo poco a poco) con, repito, extremistas liberticidas, separatistas, secesionistas y terroristas.
¿Y cómo va a salir Pedro Sánchez de La Moncloa? No será con el "respeto institucional" que Fraga le dedicaba a González. O será por una operación política de acoso y derribo o simplemente no será. Ahora mismo las encuestas dicen que Pedro Sánchez seguiría en La Moncloa apoyado por los mismos liberticidas que está. Para romper esa dinámica a Casado, si es que quiere ganarle La Moncloa, no le queda más remedio que seguir (y profundizar) en la senda que comenzó ayer. Esa senda, seguida oportunamente por Santiago Abascal, es la que le está desangrando por la extrema derecha de Vox al PP. No se trata de competir en radicalismo con el barbitas, sino de llamar a las cosas por su nombre.
Tal vez Albert Rivera, desde su posición centrista, se puede permitir el lujo de no ser tan duro. Aunque desde Cataluña Inés Arrimadas le da con todo a Sánchez. Pero si Casado sigue el camino del "respeto institucional" lo único que conseguirá es que Vox le siga robando votos, lo que a su vez se traducirá, irónicamente, en que Sánchez permanezca en La Moncloa.
Si Casado quiere sacar de La Moncloa a Pedro Sánchez para ocuparla él no le queda más remedio que, como he dicho, seguir y profundizar en esa operación de acoso y derribo a Sánchez que parece que comenzó ayer.
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