Arabia Saudí dice sobre el periodista Jamal Khashoggi que “una discusión entre él y las personas con las que se reunió en el consulado [de este país en Estambul] desencadenó una pelea que le causó la muerte”. Así, como suena. Todos sabemos que quien ordenó la muerte de Khashoggi fue el principe heredero saudí Mohámed bin Salmán, sin la autorización del cual jamás se hubiera podido realizar una operación de ese calibre. Ahora lo que están haciendo los saudies (de forma completamente chapucera, dicho sea de paso) es montar un teatro para intentar darles una salida a los gobiernos aliados occidentales para que miren hacia otro lado y que todo siga igual.
La única esperanza que nos queda es confiar en la investigación de Turquía. Que, para mí, no es mucho (mi confianza en Turquía está cercana a cero). Pero es posible que ante el enorme impacto internacional que está teniendo la noticia el gobierno turco se mueva. Ya veremos.
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