Cuando uno no espera nada lo poco que obtenga le parecerá mucho. Supongo que eso es lo que me pasa con el presidete turco, Erdogan. Nada bueno espero de este hombre. Tal vez por eso su informe sobre el asesinato del periodista saudí Jamal Khashoggi en el consulado de Arabia Saudí en Turquía (uno, dos y tres) no me ha parecido demasiado mal.
Erdogan ha dejado claro que fue un brutal asesinato, que fue planificado y que no fue cosa de un grupo de descontrolados que actuaba por su cuenta. Buena su apelación a que algo así no puede estar cubierto por la inmunidad diplomática. Y buena también su petición a Arabia Saudí de que los asesinos sean entregados a Turquía para que sean juzgados allí.
Lo más probable es que en la práctica todo no sea más que un brindis al sol con la meta de aprovechar la ocasión para intentar limpiar su imagen de dictador y de violador de los derechos humanos. Pero por ahora ese brundia al sol lo ha hecho más o menos en condiciones.
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