Ayer hablé de la posibilidad de un pequeño rayo de esperanza en medio de la dramática situación política que atraviesa España. Hoy apunto otro más. Y es que desde el principio ya estamos viendo que las relaciones entre PSOE y Podemos son de una enorme desconfianza. Lo que quiere decir una enorme desconfianza entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, dos personajes que compiten en quien tiene el ego más grande. Sánchez quiere atar en corto a Iglesias, como lo ha demostrado con esa cuarta vicepresidencia sorpresa.
Por cierto, que el órgano oficial de difusión del PSOE (es decir, El País, que bebe de fuentes socialistas y no da puntada sin hilo en todo lo que refiere a dicho partido) titula la noticia de esta forma tan expresiva: Sánchez crea una vicepresidencia verde y contrarresta el peso de Iglesias. Y el subtítulo sigue en la misma dirección: El nombramiento de Ribera para la macroárea ambiental descoloca a Podemos. Y el texto abunda en el asunto.
Pero eso de ser atado en corto por Sánchez Iglesias no lo va a consentir fácilmente, porque a él le gusta humillar, pero no ser humillado. Evidentemente ahora lo pasará por alto (no le queda más remedio), pero lo anotará para el futuro, cuando intentará desquitarse en un momento que considere más propìcio.
Con estos mimbres nos podemos encontrar con que la relación entre Sánchez e Iglesias, que es extremadamente conflictiva desde hace muchos años, salte por los aires en cualquier tema político en el que tengan opiniones diferentes. A lo que hay que añadir un detalle no menor, el de que PSOE y Podemos se disputan casi el mismo espacio electoral, lo que hace que en muchas cuestiones que no se pueden prever ahora mismo lo que beneficie a uno perjudieque al otro, y eso puede ser la mecha que haga explotar el gobierno.
Puestas así las cosas tenemos que, además de la ya comentada ayer difícil relación entre el gobierno y ERC, también va a existir (está existiendo ya) una igualmente complicada relación entre la parte socialista y la parte podemista dentro del mismo gobierno, que le podría hacer entrar en crisis terminal en cualquier momento si las cosas se complican.
Por supuesto sigo pensando que el momento es auténtica dramático políticamente para España, el que más desde 1975. Pero también que, por un lado o por otro, puede haber algún tipo de salida para España.
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