En los digitales anti-PSOE que suelo leer (perdón que no dé nombres y enlaces) me encuentro con una casi unanimidad en la critica de los columnistas que han tocado el tema (salvo excasas y honrosísimas excepciones), en muchos casos brutal, a Inés Arrimadas por su decisión de llevar a Cs a apoyar la cuarta prórroga del estado de alarma.
Son los mismos, curiosamente, que animaban a Cs a hacer planes para unirse a una coalición electoral en unas elecciones generales (en principio a dos, tres o cuatro años vista) con el PP, y que aplaudian con las orejas ante aquel invento de España Suma a nivel autonómico (País Vasco, Cataluña) como primer paso para llevarlo a cabo a nivel nacional; a nadie se le escapa que detrás de ello estaba (y probablemente sigue estando) la meta del PP, sus palmeros mediáticos y los que pagan a estos últimos de que Cs desaparezca a través de que el PP lo engulla.
Y esos columnistas son también los mismos que escribieron elogiando la actitud y el esfuerzo del PP de votar a favor de las otras tres prórrogas, haciendo dura oposición desde la tribuna, pero finalmente apoyando las prórrogas por sentido de Estado.
Pero ahora, cuando el PP cambia (legítimamente) de opinión, entonces parece que Cs tiene que hacer lo mismo. Aparentemente apoyar las otras tres prórrogas era obligado, por sentido de Estado, igual que obligado era no hacerlo ahora, supongo que por el mismo sentido de Estado. ¿La razón? Que el PP había cambiado de opinión y, al parecer, repito, Cs tenía que hacer un seguidismo total del partido derechista. ¿Por qué había que apoyar tres prórrogas y no cuatro? No hay respuesta. ¿Por qué es legitímo que el PP cambie el sentido de si voto y no lo es que Cs lo mantenga? Tampoco hay respuesta.
La única explicación plausible es que estos columnistas, que son los mismos que se tiraron al cuello de Rivera antes de las elecciones del 10-N, se están lanzando al cuello de Arrimadas porque estan al servicio de un poder económico que no quiere la existencia de un Cs autónomo, ya que lo ve como una ventaja para la izquierda, por lo que persigue que desparezca dentro del PP. El apoyo de Cs al PSOE hace que el partido naranja se desmarque del PP (que se abstuvo), y, además, le permite coger algo de aire al partido centrista, algo inadmisible para la estrategia de ese poder económico, por lo que ha puesto a su chusma mediática a dar caza a Inés Arrimadas.
Nos encontramos, por lo tanto, ante unos periodistas, vendidos literalmente a un poder económico, que se plegan a su estrategia política por un poco de dinero. Evidentemente todos tenemos que comer. Pero es bastante indigno hacerlo por medio de obtener unos ingresos a través de escribir no lo que uno cree, sino al dictado de lo que cree el que paga, haciendo pasar las ideas por las de uno mismo. No son periodistas, son chusma mediática vendida al poder económico que la paga.
Mañana sigo tratando un tema del pasado relacionado con este, pero que se me acaba de conformar en el presente.
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