Pedro Sánchez tiene miedo. Sabe que su gestión de la crisis sanitaria ha sido calamitosa. Se siente solo, porque de los apoyos que le llevaron a la Presidencia solo le queda el del PNV (que también le dejará tirado en cuando pueda). Nota como la ciudadanía le está dando la espalda poco a poco, sin prisa, pero sin pausa. Ve como se acerca a pasos agigantados la peor crisis económica desde la Guerra Civil. Es conocedor que el dinero de la Unión Europa será mucho menos del esperado y con unas condiciones mucho mayores, acercándose la palabra que nunca querría oír: rescate. Percibe claramente que su socio de Gobierno es un socio traidor que le va a dejar tirado en cuanto lleguen las horas duras. Intuye que esas horas duras están mucho más cerca de lo que parece. Teme que cuando todo eso suceda puede llegar un estallido social de proporciones que ahora mismo no podemos prever. Y, repito, Pedro Sánchez tiene miedo. Mucho miedo.
Por eso quiere meter el miedo en el cuerpo a los españoles. Porque mientras tengan miedo no saldrán de sus casas a manifestarse contra él. Porque mientras tengan miedo aceptarán mansamente todas las medidas liberticidas que él pueda imponerles (afortunadamente no todas las que quiera, que serían muchas más). Porque si consigue meterles en sus mentes el miedo a perder la vida, entonces el miedo a Pedro Sánchez pasará a un muy segundo plano.
Y hay que reconocer que hasta cierto punto ha tenido éxito en su idea. Porque leo que hay gente que, aún pudiendo, no quieren salir de sus casas. Porque no quieren correr el riesgo de contagiarse. Porque en sus hogares se sientes seguros. Por miedo.
Nada nuevo bajo el sol. Unos gobernados con miedo son mucho más controlables que unos que no lo tienen. Porque la cara y los gestos de Sánchez les dice, paternalmente, a los gobernados "tranquilos, hijos míos, yo sé que tenéis miedo, pero yo os voy a cuidar". Porque les transmite unas palabras vacías y unas promesas imposibles de cumplir. Y los que tienen miedo confunden sus deseos con las palabras de Sánchez.
Olvidan a los muertos y a los abandonados económicamente, que son muchos y que serán más. Y quieren creer en el padrecido Sánchez. Porque tienen miedo. Y no saben que Pedro Sánchez tiene más miedo que ellos. Porque, como ni pudo ni puede cuidar a los muertos y a los abandonados económicamente, tiene miedo a que toda esta farsa se acabe descubriendo. Por eso los quiere mantener metidos en sus casas, o saliendo el menor tiempo posible a la calle, con miedo, durante el máximo tiempo posible. Porque mientras eso suceda él estará seguro. Aunque con miedo.
Un gobernante con miedo, unos gobernados con miedo. Esa es la realidad de España hoy mismo. ¿Cuánto durará esta situación? ¿Podrán finalmente los goberdos liberarse del yugo del miedo y luchar por su libertad? ¿Será la crisis económica que ya está llegando más fuerte que el miedo que sienten? Sinceramente, no lo sé. Solo sé que el presente da mucho miedo. Y el futuro da aún más miedo.
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