Siempre que escucho eso de que van a provocar me viene a la mente cuando antiguamente cualquier violador se intentaba justificar con que la violada iba vestida de forma muy provocativa y que él no había podido contenerse.
Hoy la izquierda tiene a gala hablar de provocaciones siempre que la derecha sale a la calle. La izquierda, recordemos, nunca provoca, simplemente ejerce su libertad. La derecha, en cambio, no ejerce esa libertad, sino que provoca.
Es lo que nos cuenta Juan Lobato, quien es el candidato del PSOE a la Comunidad de Madrid (supongo que algo le habrán ofrecido por aceptar el seguro desastre electoral que le espera, pero ese es otro tema). Nos dice este señor (a partir del minuto 1.08) que Isabel Díaz Ayuso fue a la Universidad Complutense de Madrid a provocar, a encender a la gente, como le suele gustar a la señora Díaz Ayuso. Y lo mejor es que se quedó tan pancho.
A este sujeto le debe parecer normal que una persona deba estar protegida por 200 antidisturbios para ir a recoger un premio. Porque, claro, los violentos manifestantes lo que hacían era, en palabras de Lobato, dar su opinión, mientras que lo que Ayuso hacía era eso, provocar, encender a la gente, que es lo que a ella le gusta.
En fin, esto es lo que nos cuenta la izquierda, que la derechista Ayuso fue a provocar con su minifalda y su escote y los alborotadores izquierdistas no se pudieron contener y la violaron. Antiguamente esto se hacía sexualmente, ahora políticamente. Pero es lo mismo. Cuando hablan de provocar a mí me dan náuseas.
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