Turquía no es un socio fiable de la OTAN. Lo ha demostrado con sus relaciones con Rusia, país enemigo por su propia decisión de la Alianza Atlántica. Pero también con sus constantes broncas territoriales con Grecia, conocedores los turcos de que estando en la OTAN esta organización nada puede hacer en enfrentamientos entre dos miembros; otro cantar hubiera sido con Turquía fuera de la alianza militar, en cuyo caso un ataque a Grecia sería un ataque a todos.
Pero ahora se dedica a poner palos en las ruedas de la OTAN. En un principio Turquía vetó la entrada de Sucia y Finlandia en la OTAN por el hecho de que dichos países dan refugio a perseguidos políticos turcos, a los cuales este país califica de terroristas. Finalmente levantó el veto a cambio de que ambos países no den refugio a más turcos y que estudien la extradición de algunos.
Pero ahora Turquía vuelve con el veto, en este caso a Suecia. ¿La razón? Algo tan peregrino como que un tipo quemó un Corán ante la embajada turca en el país sueco. No solamente viola el más básico sentido común y un montón de libertades (religiosa, de expresión, etc.), sino que también pone en peligro la unidad estratégica de la OTAN ante Rusia. ¡Por un Corán!
La OTAN objetivamente estaría mejor con Turquía fuera que dentro. Y sí, sé que Turquía es un freno a la islamización de la Unión Europea, porque sirve de contención a los que buscan un futuro mejor desde el este y sobre todo del sur de ese país. También sé que con Turquía fuera de la OTAN dicha alianza militar tendría que preocuparse mucho por su flanco este, ya que tener a Turquía como país enemigo no sería fácil. Y esas son las cosas que Turquía utiliza para su miserable chantaje todo el tiempo. Menudo socio de confianza.
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