¡Allahu Akbar! [Dios (Alá) es el más grande], ¡Allahu Akbar!, ¡Allahu Akbar!…”, gritaba insistentemente un joven de origen magrebí que atacó con dos grandes palos a varios agentes de la Policía Nacional después de destrozar al menos siete coches que estaban estacionados en una vía del municipio malagueño de Fuengirola. El individuo fue reducido y arrestado por los daños causados y la agresión a los policías. Nada indica, inicialmente, que tuviese ninguna motivación terrorista en su acción.
Ahora no es un loco, como el asesino de Algeciras, sino únicamente un delincuente común. Lo dicho, toman a la gente por idiota.
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