Se quejan los que critican las penas por el maltrato
a los animales que las mismas violan el principio de proporcionalidad penal, ya que en determinados supuestos podría tener un mayor castigo darle una patada a un perro que darle la misma patada a una persona.
El problema no radica en la pena que se vaya a poner por el maltrato animal, que es un ser que a mi entender merece protección jurídica (si bien, evidentemente, no al mismo nivel que las personas). El problema es que en España las agresiones a otras personas está penadas tan mínimamente que a veces, en la práctica, ese castigo simplemente no existe.
La solución, por lo tanto, no es dejar sin castigo penal el maltrato animal, sino subir las penas (y bastante) para las agresiones a otras personas. Algo que, claro, no se hará, porque España padece unos gobernantes izquierdosos para quienes los bienes jurídicos a proteger son los delincuentes y los animales, pero no las víctimas humanas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Después de siete días de la publicación de un artículo todos los comentarios necesitan aprobación.