Repito por si alguien no me ha leído sobre el
tema. Estoy total y completamente (valga la redundancia para dejar clara mi posición) en contra de la gestación subrogada. Lo hago porque éticamente me parece una absoluta barbaridad la manipulación de la vida humana en sus comienzos.
Pero la persecución de Ana Obregón por el nacimiento de su hija-nieta no tiene nada que ver con eso, porque a nuestros políticos (y políticas) les trae sin cuidado que se manipule un embrión humano. Lo que teóricamente les importa es proteger a la mujer que decide gestar un bebé que no es suyo a cambio de una compensación económica. Y digo teóricamente ya que en la práctica ni eso. Porque, ¿dónde estaban los (y las) que ahora se escandalizan cuando los que iban a Estados Unidos a procurarse un hijo por este sistema eran hombres homosexuales? Estaban todos (y todas, claro) muy muy calladitos.
Pero contra Ana Obregón vale todo. Porque es heterosexual, blanca, guapa y rica. Pero ella no se ha quedado callada. Ya he mencionado su frase de que vienen elecciones y aquí hay que hacer mucho ruido y crear cortinas de humo. Pero tal vez más importante que esa es esta otra:
“Yo le pregunto a Ana y lo que me dice es lo siguiente: tanto los abogados americanos como los de España le aseguran que no tiene problema. ... Mi hija es americana, como si no la tengo que inscribir. Tiene pasaporte americano y no me van a crear una situación inviolable.”
Así, Ana, sin miedo y con un par de ovarios.
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