Antes era la derecha la que le decía a la gente como tenía que vivir su vida y era la izquierda la que enarbolaba la
bandera de la libertad.
Las cosas han cambiado. Ahora es la izquierda la que instruye al personal en como debe vivir su vida. Hasta en la cama, hasta como debe tener sexo, hasta si es mejor masturbarse o tener relaciones sexuales con otra persona, que se dice pronto.
El último episodio de esa manía de meterse en la vida de los demás lo hemos visto con la venida al mundo, por gestación subrogada, de una hija de Ana Obregón. Yo condeno tal práctica, por cuestiones éticas de manipulación de la vida humana. Pero a ellos la manipulación de la vida humana les importa un pimiento, y se les llena la boca de violencia contra la mujer. La misma violencia de la que hablan en la prostitución. Los mismos que dicen "mi cuerpo, mi decisión" o, más claro aún, "nosotras parimos, nosotras decidimos". Claro, cuando la decisión es la que ellos quieren que hagan.
No solamente vemos esa ingerencia en la vida de las personas en el sexo o la reproducción. Está de moda ahora la inminente prohibición del coche de combustión, porque ellos (siempre ellos) consideran que es mejor para el planeta el eléctrico. Y las ciudades de quince minutos, también por ejemplo.
Otros temas son que si no desperdicies comida, ropa o electricidad.
Y seguimos con temas estrictamente personales, como la depilación femenina o el uso del sujetador (dicen que las dos cosas son imposiciones del heteropatriarcado).
Son, me temo, solamente ejemplos que me vienen a la mente. Porque cada vez son más y más las áreas en las que se les dice a los ciudadanos como deben vivir sus vidas. Cuando todo es mucho más sencillo que eso. Simplemente vive y deja vivir. Acepta que el único límite a la libertad propia es la libertad de los demás. Punto. Vive tu vida, ministro o ministra, como te dé la gana. Pero no obligues a los demás a que vivan como tú. Deja que los demás vivan su vida como quieran, no como tú quieras.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Después de siete días de la publicación de un artículo todos los comentarios necesitan aprobación.