No es cuestión de tirar los muertos a la cabeza. Pero tampoco de hacer como que nada ha sucedido. Ximo Puig, Presidente de la Comunidad Valenciana, dice que ha habido fallos en el caso de la muerte de la niña que falleció por una apendicitis después de que sus padres la llevaran ¡tres veces! a urgencias y los médicos lo único que hicieron por ella fue un análisis de orina.
Hombre, sí, claro que hubo fallos, es evidente. Pero parece que el calificativo de Puig es bastante suave, cuando estamos hablando de una evidente negligencia médica. Bueno, una no. Tres. Y no hablamos de emitir una sentencia judicial, sino de que el gobierno autonómico debería estar anunciando que se va a personar en el juicio contra los negligentes y que va a asumir todas las responsabilidades de forma voluntaria.
Pero nada de eso va a pasar, por supuesto. Porque la postura de Puig es nada más y nada menos que esta:
Eso sí, ha recordado que estos casos "desgraciadamente pasan", aunque "los profesionales lo hacen siempre lo mejor que pueden".
No sé ni como calificar esas palabras. Porque lo que sucedió no debería haber pasado jamás. Repito, jamás. Y el hecho de que sucediera demuestra que esos supuestos profesionales eran más lo primero que lo segundo, porque no hicieron lo mejor que pudieron, sino que actuaron con una enorme negligencia.
Pero al final esto se juzgará, si es que se juzga, dentro de cinco años y se solventará con un pequeño tirón judicial de orejas a los culpables. Ojalá me equivoque. ¿Y Puig? Bueno, sus palabras le retratan. Defendiendo a los que considera los suyos, aunque hayan provocado, por negligencia, la muerte de una niña de 12 años. Porque, ya saben, son casos que pasan.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Después de siete días de la publicación de un artículo todos los comentarios necesitan aprobación.