Me hice eco de la información, anónima, hace diez días. Ahora lo confirma el propio cardenal Müller. El Papa Francisco le ordenó que parara una investigación que estaba haciendo a otro cardenal, Murphy-O’Connor, sobre como este último pudo proteger a un cura pederasta, Michael Hill, bajo su autoridad, acusado de haber abusado sexualmente de una niña de 13 o 14 años, de tres menores entre 10 y 14 años, de un adolescente discapacitado psíquico y de una treintena de varones menores de edad entre su ordenación en 1960 y finales de los años ochenta. El cardenal Murphy-O’Connor murió el 1 de septiembre del año pasado sin que hubiera tenido que someterse a investigación alguna por esta causa.
Y el Papa Francisco sigue guardando silencio sobre sus implicaciones, cada día más claras, en haber dado
protección (ver aquí y aquí) a altos cargos encubridores
de casos de abusos sexuales a niños y niñas por parte de clérigos bajo su autoridad.
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