Puede que algún iluso albergue la esperanza de que, como en el 2015, al final no haya presidente y la legislatura resulte fallida. Pues que vaya abandonando esa idea. Pedro Sánchez será presidente.
Puede ser que con los votos de Ciudadanos. Aunque eso es casi imposible. No por Sánchez, a quien le vendría de perlas, sino porque para los de Rivera sería un auténtico suicidio político.
Así que tendrá que ser con la ultraizquierda podemista y los otros que hagan falta. Al precio que sea. Pero Sánchez será presidente.
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