La culpa de la falta de ética de Manuel Cruz, del mensajero

Siempre igual. La culpa de las malas noticias es del mensajero que las da. Es lo que ha pasado con el evidente plagio de Manuel Cruz, Presidente del Senado.

Dice este señor que no hay plagio, para nada, sino que, ojo al dato, "lo publicado se refiere a coincidencias mínimas entre comentaristas que han leído y trabajado sobre un mismo autor". Y se queda tan ancho. Vamos, que estaba citando de memoria. Menuda memoria tiene el elemento, mejor que la de un elefante, para citar textualmente párrafos enteros.

Pero no se queda contento con esto, sino que, sobre la información en sí, Cruz carga contra los medios de comunicación, califica la información como un "ataque" y la responsabiliza de "incidir en el desprestigio de la política y en la desafección de los ciudadanos hacia ella y hacia las instituciones".

Vamos, que la culpa de que él haya cometido cuando menos una falta de ética como una catedral la tiene el periodista que la ha descubierto y publicado. Y eso es lo que daña la política. No lo que él hizo.

Pues no. Mire, señor Cruz, lo que incide en el desprestigio de la política y en la desafección de los ciudadanos hacia ella y hacia las instituciones son, entre muchos otros, personas como usted y su jefe de filas, que no tienen el menor reparo en copiar a otros autores sin citarles, dando la impresión que las ideas de ellos son propias. Lo cual es, señor Cruz, cuando menos una enorme falta de ética y una auténtica desvergüenza. Que en cualquier país serio debería conllevar la dimisión.

Pero estamos hablado de España. Y en España con esas pequeñas mentiras no pasa nada. Al fin y al cabo la clase política miente más gravemente cada día y tampoco pasa nada. Por eso la política en España está como está. Y lo que te rondaré, morena.