Desde el principio estuvo claro que Pedro Sánchez entendió estas elecciones como una apuesta personal, la de conseguir más escaños para depender menos de los demás. Pues la perdió. La realidad es que ahora tiene tres escaños menos y depende más de los demás.
La situación de debilidad de Pedro Sánchez es más que evidente. Ha ganado las elecciones, sí, pero su victoria es relativa. Con el agravante de que ahora no puede ir a unas terceras elecciones, porque existe una alta probabilidad de que serían su final político.
Es más, el desastre de Ciudadanos y el auge de Vox es la guinda en la tarta de la apuesta perdida de Sánchez.
Decía que no podría dormir tranquilo con ministros de Podemos en el gabinete. No creo yo que su sueño haya mejorado con estos resultados. Pedro Sánchez es, después de Albert Rivera, el gran perdedor de la noche electoral.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Después de siete días de la publicación de un artículo todos los comentarios necesitan aprobación.