Sin duda el batacazo electoral de Ciudadanos ha sido impresionante. A lo que hay que unir la salida, automática y obligada, de su líder, el cual estuvo al frente durante los trece años de vida del partido, lo que ha producido una lógica sensación de orfandad. Y a ello tenemos que sumarle la crisis económica con la que se va a tene que enfrentar, dada la pérdida de ingresos por sus escasos resultados electorales. Y por si lo anterior fuera poco, el buitreo que ya amenaza el PP.
En esas condiciones recuperar al partido va a resultar difícil. Difícil, pero no imposible. Pero para ello se va a necesitar un líder valiente y carismático.
Mejor dicho, una líder valiente y carismática. Porque en las actuales circunstancias la única persona que tiene alguna posibilidad de recuperar Ciudadanos es Inés Arrimadas. Ni Toní Cantó, ni Luis Garicano, y menos un ambicioso fuera de tiempo Ignacio Aguado. Cualquiera de ellos llevaría al partido a la desaparición.
Honestamente, no sé si Ciudadanos tiene solución. Espero que sí. Quiero creer que sí. Porque España necesita un pertido centrista, con un cierto toque liberal (poco, pero menos es nada), que defienda la libertad y que al menos intente ser la bisagra política que saque de la escena política nacional a los egoístas partidos nacionalistas y separatistas, que van únicamente a lo suyo, así como a los partidos extremistas, tanto de derechas como de izquierdas.
Y si Ciudadanos tiene esa solución, la misma pasa por Inés Arrimadas y por nadie más.
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