Algunos ingenuos creímos que aquellos 9 y 10 de noviembre de 1989 por un lado y aquel 8 de diciembre de 1991 por otro certificaban la muerte total del comunismo, dada la evidencia del fracaso de la Unión Soviética y de la caida del muro de Berlín. Nada más lejos de la realidad. Ciertamente los comunistas se replegaron durante un tiempo, visto el evidente fracaso de su idelogía. Pero nunca desaparecieron.
Primero siguieron la estrategia de crear nuevos partidos neocomunistas, ocultando el nombre comunista en los mismos. Por poner un ejemplo, en España el Partido Comunista de España decidió potenciar la ya existente Izquierda Unida, que no era (y sigue siendo) más que el mismo PCE con algunos pocos añadidos.
Pero claro, lo que se ocultaba era muy evidente. La gente es tonta, pero no tanto. Eran exactamente los mismos partidos pero con diferentes siglas. Así que optaron por una nueva estrategia, la de acercarse a unos movimientos existentes pero minoritarios, los movimientos ecologistas.
Fue así como el comunismo de toda la vida, rojo y dictatorial, se travistió de una especie de comunismo nuevo, verde y de buen rollito. La realidad es que son exactamente los mismos perros, pero con collar verde en vez de rojo.
Lo que encarna ese comunismo verde es una lucha sin cuartel contra las libertades individuales en general y contra la libertad económica en particular. Libertades que han traído al ser humano el mayor desarrollo de toda la historia de la humanidad. Luchan contra ellas porque lo que desean es imponer su idea totalitaria. Antes era el paraiso rojo del comunismo, ahora es el paraíso verde del ecologismo. Aunque antes y ahora de lo que se trataba y se trata es de luchar contra la libertad y el progreso que se deriva de ella.
La prueba de lo anterior es que sus críticas se centran siempre en los países occidentales, que, con todos sus defectos, se basan en la libertad individual y economica y la democracia liberal. ¿Por qué no critican, por ejemplo, países extremadamente contaminantes, como son China y la India? Porque lo que les importa es su agenda política, que se basa en destruir la libertad (occidental) que nos ha llevado al progreso.
Es más, se han agarrado a esa ideologia ecologista (sí, ideología, porque eso es) como un clavo ardiendo para no desaparecer en la insignificancia política, sino seguir luchando por sus ideas totalitarias. Hablan de defender el planeta, cuando en realidad se defienden a sí mismos, sus privilegios y sus ideas. Hablan de desarrollo sostenible cuando la verdad es que sus ideas (repito, totalitarias) llevan a la miseria de los más pobres (como ya lo hicieron en el pasado).
Tan solo por poner un ejemplo, si aplicamos sus ideas a Africa, estaremos condenando a la más brutal miseria a ese continente, privándole de algo tan básico como, también por ejemplo, la electricidad (y todo el desarrollo que conlleva la misma, evidentemente, que es muchísimo más que la luz eléctrica).
Pero nunca al comunismo le ha importando lo más mínimo la libertad, el progreso, el avance, todo ello de la mayoría. Se trata solamente de alcanzar el poder y permanecer en el mismo a costa de lo que sea, a costa que quien sea. Incluso, si hace falta, de manipular a personas como están haciendo con esa pobre muchacha enferma que es Greta Thunberg, a la que con la carga que le están poniendo mucho me temo que la acaben destruyendo por completo.
Pero esa máxima de el fin justifica los medios fue llevada a la práctica por aquel comunismo rojo, e igualmente está siendo ejercida por este comunismo verde.
El ecologismo es solamente una excusa del comunismo para permanecer en la batalla política. Es todo. Lo único que han hecho ha sido cambiar el color.
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