Traidors, es lo que se puede leer en la pintada en la sede de ERC en Figueras, escrita por independentistas que no comparten su pacto con los socialistas.
Hasta tal punto ha llegado la guerra entre los independentistas catalanes que los Mossos protegen las sedes de ERC ante posibles actos vandálicos tras su pacto con el PSOE.
Y lo anterior había sido antes de conocerse la decisión de la Junta Electoral Central de inhabilitar a Quim Torra y retirar a Oriol Junqueras la inmunidad como eurodiputado.
¿Va a seguir ERC apoyando la investidura de Pedro Sánchez en esas condiciones? Es posible. Porque está claro que ERC apuesta por, si le dan los números tras las cercanas elecciones catalanas, liderar un tripartido ERC-PSC-Comuns, cosa que sería casi imposible si le dan la espalda ahora a Sánchez. Pero puede que también sea casi imposible (o sin el casi) si le apoyan. Porque los de JxCat, con Puigdemont a la cabeza (a Torra la quedan dos telediarios), van a ir a por ERC.
ERC está ante su gran disyuntiva. Dejar caer a Sánchez y seguir la senda independentista pura o apoyar a Sánchez con vistas a rentabilizar ese apoyo en un posible tripartito catalán futuro (repito, si los números dan), aún a costa de en este último caso ser acusados de traidors por otros camaradas, como ya está sucediendo. Pájaro en mano o ciento volando.
¿Qué va a hacer ERC? No lo sé. Pero desde ahora hasta el momento de la segunda y definitiva votación, el martes, dentro de tres días, las cosas pueden cambiar mucho. Probablemente nunca tres días se le habrán hecho tan largos a Pedro Sánchez.
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