Soy un ferviente defensor de la máxima de el que la hace la paga. También intento estar siempre del lado de los policías. Y en esta ocasión hay que conjugar las dos frases anteriores. Pero la verdad es que no es fácil. Creo que los policías que aparecen en las dramáticas imágenes que publiqué aquí, enfrentándose a los padres que no entendían la pasividad policial durante más de una hora mientras un asesino mataba a sus hijos en el interior de una escuela elemental, estaban haciendo su trabajo. Porque eran hombres que únicamente cumplían órdenes. Pero también creo que podían haber mostrado más empatía con los padres.
Órdenes de un sujeto llamado Pedro "Pete" Arredondo (en la foto superior que ilustra este texto), que era el inútil que estaba al mando de la fuerza policial. Pero no consigo entender como el Jefe de Policía de Uvalde, Daniel Rodríguez (en la foto inferior), no tomó el mando de la situación para hacer lo correcto.
Y es que desde que el asesino entró a la escuela hasta que la fuerza especial asaltó el aula y le dio muerte pasaron nada más y nada menos que una hora y diecisiete minutos. Durante todo ese tiempo se sucedieron las llamadas al famoso 9-1-1 (teléfono de emergencias en todos los Estados Unidos) desde dentro de la escuela pidiendo ayuda. Llamadas completamente desatendidas.
Pero es que hay otro detalle, importantísimo, en toda esta historia. Es este:
...el director del Departamento de Seguridad Pública de Texas, Steven McCraw, dijo que los primeros policías de Uvalde ingresaron a la escuela aproximadamente dos minutos después del atacante...
Entraron a la escuela ¡dos minutos! después del asesino, pero no hicieron nada, absolutamente nada; tuvo que ser una fuerza especial policial ¡una hora y diecisiete minutos después! ¡Por favor! ¿Se puede ser más incompetente con vidas de niños en juego? Pues sí, se puede.
Resulta que si regresamos a la cronología de los hechos nos encontramos con que a 11:30 ocurrieron dos cosas, que se hace la primera llamada al 911 a la policía de Uvalde informando un auto chocado, un hombre con un arma afuera de la escuela y que, ojo al dato, US Marshals dice que recibió una llamada de un agente de policía de Uvalde solicitando apoyo. Seguimos y vemos que un minuto después, a las 11:31, el sospechoso llega a la última fila de autos en el estacionamiento, comienza el tiroteo afuera de la escuela, los vehículos patrulla llegan a la funeraria, el auto patrulla pasa junto al atacante, atacante que, añado, yo, iba armado con un rifle que debía ser bien visible. Y dos minutos depués de lo anterior, o sea a las 11:33, el sospechoso ingresa a la escuela. Ello con dos minutos de margen para abatir al asesino fuera de la escuela, en los que los policías, en vez de dirigirse a la escuela, se dirigieron a la funeraria.
A lo que hay que añadir que es incomprensible que dicha escuela, como todas, no tuviera más seguridad, incluso policial, lo que falicitó que el asesino entrase fácilmente a su interior.
Demasiadas negligencias con resultado de muerte. Por lo menos cuatro, según mis cálculos. Los errores antes de que el asesino entrara a la escuela, la orden de no entrar para liquidarle, que el Jefe de Policía no tomase el mando y que la escuela no tuviera ningún tipo de seguridad. Alguien debe pagar por ello. O varios. Y mucho. Desde luego con sus puestos. Pero es posible que también con penas de cárcel. Porque el daño ha sido atroz.
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