Con esto del cambio climático, el ecologismo,
la defensa del planeta y demás, la cosa está mucho más fea de lo que yo imaginaba. Pero no para el planeta, sino para la democracia y la libertad.
Hace casi dos años y medio escribí sobre el comunismo verde, hace ocho meses reflexioné sobre qué hay detrás de eso de vamos a morir todos, hay que hacer algo y unos días después afirmé que se agradecía que los ecologistas se hubieran quitado la careta y viéramos que son solamente comunistas.
Ahora van un paso más lejos y ya no se cortan un pelo para defender que «sólo un déspota ilustrado podría imponer las medidas necesarias para superar el siglo XXI de forma segura» y que es necesario «pausar temporalmente la democracia» para hacer frente a la emergencia ecológica global, incluso que China se muestra más capaz de manejar el colapso climático que Occidente.
Cuando leí el titular no podía creerlo, pero el artículo era de pago, así que lo puse en mis favoritos y lo dejé para más tarde. Ahora lo he encontrado copiado en otra fuente.
Poco a poco estamos viendo cada vez más claramente que el comunismo mundial no renuncia a lo que no pudo conseguir ni con las botas ni con los votos, imponer su canalla ideología. Ahora lo están intentando con esa defensa hipócrita del ecologismo, que no es más que una excusa para imponer una dictadura comunista, a ser posible mundial. Lo que nos demuestra, como dije al principio, que hay un alto riesgo de destrucción. Pero no del planeta, sino de nuestra democracia y nuestra libertad.
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