Ya tenemos la famosa ley trans en vigor. De sobra son conocidos los gravísimos problemas que traerá en muchos aspectos, tales como, entre muchos otros, el daño a niños, niñas y jóvenes que entrarán en ese camino de medicación y amputaciones sin saber que realmente no hay vuelta atrás, el hecho de que muchos hombres la usarán para obtener beneficios fraudulentos y que las mujeres biológicas pasarán a ver rebajados sus derechos.
Uno de esos gravísimos problemas que va a crear es el abuso que de la ley van a hacer ciertos (probablemente muchos) exhibicionistas y/o pederastas. Lo único que tendrán que hacer es cambiar su sexo legalmente (recordemos que no hay necesidad de hormonación ni de cambio de aspecto físico, exclusivamente la voluntad). Con ese cambio de sexo conseguido tendrán derecho (sí, derecho) a entrar en baños públicos y vestuarios femeninos, en los cuales podrán sin restricción alguna (insisto, sin restricción alguna) ver a inocentes niñas con poca ropa e incluso desnudas y también mostrarse ante ellas, si lo desean, completamente desnudos. Porque su DNI dicen que son mujeres, aunque sus cuerpos sean de hombres y sus mentes de unos pervertidos sexuales. Y la ley promocionada por la señora Irene Montero va a apoyar a estos depravados. ¿Me dicen que no? Al tiempo. Y no mucho.
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