Afirmaba Victoria Prego hace nueve días que la Constitución Española tiene sus días contados. Su argumento central es que con Sánchez o sin Sánchez los separatistas catalanes primero y los vascos después le echarán un pulso al Estado Español y lo ganarán.
Cierto es que Pere Aragonès, el Presidente de Cataluña, ha dicho que tiene intención de celebrar el famoso referéndum de autodeterminación y que Pedro Sánchez ha contestado que eso no sucederá. Muchos medios periodísticos se han apresurado a señalar que si Sánchez dice de no pasará lo más probable es que pase, basándose con absoluta razón en todas las mentiras que ha pronunciado en el pasado. Pero no solo Sánchez ha incumplido promesa tras promesa. Los separatistas catalanes también lo han hecho. Así que, dependiendo de las circunstancias, cabe la posibilidad de que la promesa de Aragonès se quede en nada.
El artículo 2 de la Constitución es clarísimo cuando afirma que la Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación española, patria común e indivisible de todos los españoles (las negritas son mías). Por supuesto lo anterior le trae a Sánchez sin cuidado, para quien su única meta es permanecer en La Moncloa el máximo tiempo posible. Pero es que eso, permanecer como Presidente de Gobierno, depende directamente de que no se quiebre, al menos apariencia (de hecho hace mucho que se quebró), la unidad de España.
En este punto hay que recordar que este año recién comenzado es año electoral, con elecciones municipales y autonómicas en mayo y generales probablemente en diciembre. Y los votantes españoles, por muchas tragaderas que tengan (ya lo han demostrado en el pasado), no estarían por la labor de apoyar a un Sánchez que permitiera romper la Constitución y España. Por lo tanto, si los independentistas catalanes se tiran al monte de un nuevo referéndum unilateral, lo más probable es que Pedro Sánchez vea que es su perfecta ocasión para ganar unas elecciones que en este momento parece tener perdidas y se erija en el mayor defensor de la unidad de España, interviniendo en Cataluña por la vía del artículo 155 de la Constitución. Algo que, por cierto, al PP no le quedaría más remedio que apoyar, poniéndose detrás del liderazgo de Pedro Sánchez. Y si los separatistas catalanes convocan ese referéndum con un Gobierno nacional de PP y Vox, la solución sería la misma, artículo 155 al canto.
Porque sí, la Constitución Española puede que corra objetivamente peligro, no digo que no. Pero, a la hora de una independencia de Cataluña, hay algo mucho más importante que la Constitución:
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