Evidentemente lo de su participación en Davos no le iba a dar uno solo voto, así que cuando regresa no se le ocurre otra cosa que pasearse por un parque, en el que casualmente encontró a unos jubilados jugando a la petanca y se puso a compartir pasatiempo con ellos. Por supuesto ni era un paseo ni el encuentro fue casual, sino que todo formaba parte de un guion.
Ahora ha sido su Reunión de Alto Nivel con Marruecos, que si ya de por sí no era nada atractiva para los votantes, con su desprecio a los saharauis de por medio, el bofetón de Mohamed VI al no querer recibirle lo ha puesto mucho peor. Y al regreso ahora el teatrillo es participar en un partido de baloncesto de discapacitados.
Sinceramente, no sé como a Pedro Sánchez no le producen sonrojo esas poses totalmente ridículas. Todo en él es sobreactuación, desde sus discursos en el Parlamento hasta estos actos que casi producen vergüenza ajena, pasando por sus participaciones en los mítines.
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