Divide y vencerás, nos cuenta el refrán. Pero no siempre. Podría suceder que la división de la extrema izquierda en Podemos y Sumar fuera precisamente lo que le diera la victoria a esa unión socialista-comunista-nacionalista-filoterrorista-separatista.
Pedro Sánchez no da puntada sin hilo. No es sin razón que tiene esa multitud de asesores en Moncloa, todos trabajando con el único objetivo de que Su Sanchidad siga en Moncloa tras las elecciones generales de diciembre. Y de esa estrategia podría formar parte la separación de la extrema izquierda nacional en dos partes, la de Podemos y la de Sumar. La primera servirá para que la apoyen los muy cafeteros de siempre, la segunda los desencantados de la primera por un lado y de Pedro Sánchez por el otro.
Las próximas encuestas nos darán la respuesta. Y, claro, las posteriores a las elecciones autonómicas y municipales. Faltan ocho meses para las elecciones generales, que serán seis tras los comicios de finales de mayo, tiempo más que suficiente para testar (horrible palabro de moda) a los votantes. Si la fórmula de la división de Sumar y Podemos es la clave, se mantendrá; y si no lo es, Yolanda y Pablo se perdonarán las ofensas y volverán a caminar unidos.
Todo, sumando o dividiendo, sea por el poder. Para montar un espectáculo con el que engañar a unos votantes más anestesiados cada día, que compran el relato, olvidando los vergonzosos hechos acaecidos poco tiempo atrás. Con Pedro Sánchez como maestro de ceremonias.
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