El mal llamado "terrorismo internacional", que en realidad es terrorismo islámico, no comenzó el 11 de septiembre del 2001 con los atentados en Nueva York y Washington. Ese terrorismo había comenzado mucho antes.
Un ejemplo es el secuestro y asesinato por parte de fanáticos islámicos de once atletas israelíes en las olimpiadas de Munich en 1972. Otro ejemplo es el atentado con explosivos contra la embajada de Israel en Buenos Aires, que voló dicha embajada y que dejó el terrible saldo de 22 muertos y 200 heridos.
No mucho tiempo después, el 18 de julio de 1994, de cuya fecha hace dos días que se cumplieron doce años, de nuevo el terrorismo islámico actuaba en Buenos Aires contra intereses de Israel, esta vez contra la AMIA (Asociación Mutual Israelita Argentina), destruyendo su sede, y dejando un trágico balance de ochenta y cinco muertos y varios cientos de heridos.
Tuvo que ser cuando ese terrorismo islámico decidió ampliar su circulo de acción, y tocar primero Estados Unidos y después España y Gran Bretaña, cuando el mundo se ha dado un poco de cuenta (aunque ni de lejos en su totalidad) de lo terrible de ese mundo fanático. Pero el terror islamista lo viene padeciendo Israel desde hace mucho tiempo. Aunque el mundo prefería ignorarlo.
Desde este pequeño blog perdido en el ciberespacio quiero rendir un homenaje a todas esas víctimas israelíes anónimas e inocentes que han muerto a lo largo de tantos años a manos de los fanáticos musulmanes.
Al PSOE y a IU se les habrá olvidado. Tal vez un error de alguna mecanógrafa, un fax atascado o algo así. No deja de ser paradójico que precisamente estos días en los que algunos rinden homenaje a los asesinados por el gobierno de Irán y sus agentes, otros prefieren organizar manifestaciones que de forma indirecta legitiman la política de los ayatolás.
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