Hace dos días fueron asesinados a manos de fanáticos musulmanes tres cristianos en Turquía por el hecho de serlo, concretamente en la ciudad de Malatya, uno de los feudos del más radical fanatismo musulmán. "Fanáticos hay en todas partes" dirán algunos (aunque el problema es que siempre los fanáticos son del mismo lado), pero el problema en Turquía es que ese anticristianismo está enquistado en la sociedad (como en todo buen país musulmán, dicho sea de paso). Para muestra dos botones:
1. Más crítico se mostró el diario «Hurriyet» que atribuyó el asesinato múltiple de Malatya a la «insensibilidad colectiva del pueblo turco». Los «pocos evangelistas» que se congregan en pequeñas iglesias de Turquía han sido objeto de una «violenta campaña de difamación», apuntó. En la misma línea se expresó el misionero español Carlos Madrigal, asentado en Estambul desde hace casi dos décadas. En una entrevista con Europa Press, acusó indirectamente a la clase política y a la Prensa turca del ataque en Malatya, en la medida en que ambos agentes utilizan un «discurso anticristiano» que supone un «caldo de cultivo» para los fanáticos.
2. Ayer mismo, pocas horas después del atentado contra la editorial cristiana, un miembro del Gobierno turco, Niyazi Guney, sostuvo que «las actividades misioneras son más peligrosas que el terrorismo».
Esta es la Turquía, musulmana por supuesto, de los valores de la "libertad" y la "democracia" que quiere entrar en nuestra Unión Europea.
Las noticias recientes de que el Presidente de Irán ordenó a la policía y al ejercito detener a las mujeres que vistan al estilo occidental, es una muestra clara del retroceso social que se está produciendo a partir de la revitalización del fundamentalismo islámico en todo Medio Oriente.
ResponderEliminarY obviamente, y tal lo indica la Sharia, aquel que no es musulmán debe ser eliminado. Y vemos que tal cosa va más allá de la metáfora.
Y hablando de Turquía... no debemos olvidar el genocidio del pueblo armenio.
Una Abrazo.