Una auténtica vergüenza. Eso es lo que ha sido la decisión de PSOE y Podemos de mandar a Vox (la quinta fuerza del Congreso con 24 diputados) a lo que comúnmente se llama el gallinero, por detrás de PNV (que con sus escasos seis dipitados se sitúa en un auténtico lugar de privilegio, justo detrás del banco del gobierno y en el centro del hemiciclo) y de ERC (que con quince diputados se sientan detras de los anteriores).
Pero no solamente se puede calificar de vergonzosa la decisión, sino también de antidemocrática. Y es que, al ser la quinta fuerza, la lógica dicta que debería ocupar ese mismo lugar al elegir el sitio de sus diputados.
Es posible que el PSOE se esté cobrando aquella decisión de los voxeros de situarse justo detrás de Pedro Sánchez en la sesión de constitución del Congreso. Pero si aquello estuvo mal (evidentemente fue una falta de respeto de Vox, unos recién llegados), lo de ahora está infinitamente peor.
Y es que estamos hablando de una verdadera decisión caciquil, donde PSOE, con el apoyo de su socio de extrema izquerda, da un lugar privilegiado a los que se espera que sean sus segundos socios de privilegio, el PNV, y justo detrás los probablemente terceros apoyos, ERC.
Y todo lo anterior lo digo desde mi clarísima crítica al partido de extrema derecha. Pero que sea de extrema derecha no quita para que debe ser escrupulosamente respetada la cantidad de diputados que tiene.
Por cierto, que todo ello va marcando la línea que va a seguir la Mesa del Congreso, totalmente controlada por PSOE y Podemos. Me temo que dicho organismo va a tomar decisiones totalmente ideologizadas y partidistas. Mal pinta esta legislatura.
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