No tiene nada de gracia (sobre todo por la que se avecina para España), pero no puedo evitar reírme con la posición tan auténticamente patética que está representando Pablo Iglesias.
Ay, Pablo, quién te ha visto (con aquella soberbia) y quién te ve (siendo humillado hasta tragar polvo). Y lo que te rondaré, morena. Que la caída podemista y su descenso a los abismos no ha hecho nada más que empezar.
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