Prácticamente todas las encuestas de cara a las elecciones generales siguen dando al PP una tendencia a la baja y diciendo que la suma de este partido con Vox no
es suficiente para aupar
a Pablo Casado como Presidente de Gobierno. Y la única causa de ello todos la ponen en la guerra entre el PP nacional e Isabel Díaz Ayuso para que la mentada no consiga dirigir el partido en la región. Guerra que el líder pepero, a pesar de los números, que son tozudos, sigue manteniendo.
Está claro que el de Palencia quiere seguir retrasando indefinidamente el Congreso del PP de Madrid, a la vez que se lo está jugando todo a las victorias en las elecciones autonómicas en Castilla y León, ya convocadas, y Andalucía, probablemente a celebrarse en junio, las cuales espera que le catapulten a La Moncloa en las previsibles generales de fin de año, para después probablemente laminar por completo a Ayuso, la cual es evidente que le resulta totalmente incómoda, sobre todo para tener en el partido un poder total, que parece ser que es a lo que aspira.
Eso es lo que desea Pablo Casado. Pero para conseguirlo está poniendo en riesgo su llegada al palacio monclovita, como nos revelan día sí y día también casi todas las encuestas, lo cual, de paso, acabaría con él como líder del PP.
Parece que a Casado le gusta jugar a la ruleta rusa en política. Esperemos que la bala no coincida con el percutor, porque de ser así Pablo Casado será un cadáver político.
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