El noruego Magnus Carlsen, actual campeón mundial de ajedrez, ha dicho que no tiene motivación para jugar un nuevo enfrentamiento por el titulo de campeón del mundo y que renuncia a hacerlo.
Evidentemente tiene todo el derecho a ello, pero el Campeonato Mundial de Ajedrez quedará totalmente devaluado, enfrentando al ruso Ian Nepomniachtchi, al que Carlsen destrozó el año pasado, con el chino Ding Liren, segundo en el Candidatos, al que llegó totalmente de rebote, debido a la descalificación del ruso Sergey Karjakin por mostrarse activamente a favor de la invasión de Rusia a Ucrania.
Y en lo personal ya dije que no quería imaginar un enfrentamiento mundial entre el ruso y el chino. Pues ya no es cuestión de imaginación, sino de triste y lamentable realidad.
Porque sin ser yo un seguidor de Carlsen, me gustaba por el hecho de ser el primer occidental en llegar a lo más alto del ajedrez mundial después de la fugaz estrella del estadounidense Bobby Fischer hace casi cincuenta años, la mayoría dominados por soviéticos primero y rusos después. El noruego creo que tiene talento suficiente para haber batido el record de Kasparov de quince años en el trono ajedrecístico mundial (cuando se celebre el próximo enfrentamiento mundial, el año próximo, ya llevará diez). Pero evidentemente eso no ha sido suficiente motivación para él. Por desgracia.
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