La bola de nieve del cartel que encargó el ministerio de Irene Montero sigue descendiendo sin parar. Además de un precio desmedido nos encontramos con dos hechos gravísimos, el uso de las modelos sin su permiso y, aún peor, la alteración del cuerpo de una de ellas (le añadieron una pierna y vello en la axila).
Evidentemente la ministra debería haber hablado del precio del cartel de marrás. Pero aún más de la falta de respeto de usar la imagen de estas mujeres sin su permiso. Y todavía más de la grosera alteración del cuerpo de la modelo a la que le falta una pierna. Sí se le puede culpar del precio, pero no se le puede culpar del cartel, ya que ella no tenía la obligación de saber estos desastres. Pero hasta ahora la ministra no ha dicho esta boca es mía. Y ya van varios días de polémica. ¿Este silencio de Irene Montero respeta a estas modelos en particular y, sobre todo, a la mujer en general (incluidas, ojo, las discapacitadas), a la que tando ella engloba y dice defender?
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